jueves, 26 de abril de 2012

¿Vocación o profesionalidad?

Hay profesiones que tradicionalmente se considera que no pueden ser llevadas a cabo de forma satisfactoria sin una gran dosis de vocación, como los médicos o los profesores.
Nadie se plantea la necesidad de vocación para ejercer de jardinero, carnicero o contable.
Debe de ser por la relación del trabajo con las personas pero, por algún motivo que desconozco, es una certeza ampliamente aceptada que no se puede ser buen médico sin vocación, que no se puede ser buen enfermero sin vocación o que no se puede ser buen profesor sin vocación.

Y yo, ahora, no estoy segura de que sea verdad.

Muchas veces, la profesionalidad de la persona puede dar resultados por encima de los de aquellos que tienen mucha vocación.

Un profesional conoce sus funciones y responsabilidades, igual que ejecuta de forma eficiente su trabajo, aportando, creando e innovando. Y esto solo porque es un buen profesional que sabe que cobra un salario por realizar bien su trabajo.

Un médico sin vocación pero con profesionalidad jamás dejaría de hacer todo lo necesario para diagnosticar correctamente, para establecer un tratamiento eficaz, para seguir los protocolos establecidos ni, por supuesto, dejará de llevar a cabo todas las tareas burocráticas que se le exigen. Un profesional.

Un profesor sin vocación pero con profesionalidad jamás dejará de intentar que todos sus alumnos aprendan, no dejará que le pasen por alto las dificultades de aprendizaje de sus alumnos, no se permitiría trabajar sin diseñar un plan individualizado para aquel niño que lo necesite, no aceptará no buscar nuevas formas de enseñar, nuevas herramientas o de leer sobre su profesión para su correcto ejercicio.

Un maestro con profesionalidad pero sin vocación no dejará de atender a las familias y de proponerles todo aquello que crea que puede ayudar a sus alumnos. Y sin vocación pero con profesionalidad, cumplirá con todas los trabajos burocráticos de poco valor añadido que se le exigen.  Tal vez sea un maestro sin vocación, pero puede ser un perfecto profesional.

Un profesional hasta podría llegar a tener una ventaja: no se quemará. La profesión es la profesión, y el resto de su vida es otra cosa.  No hace falta llevarse a la cama todos los problemas de todos los alumnos para ser un muy buen profesor (o de los pacientes para ser un muy buen médico).

A lo mejor estoy pensando en esta cuestión cuando el sistema, algunas familias y sus valores, la economía y quienes diseñan el sistema educativo que tenemos y tendremos me están haciendo replantearme mi vocación (o, en otras palabras: empiezo a estar hasta el gorro).

¿Qué es mejor? ¿Tener vocación -lo que presupongo que implica ser un profesional, para que nadie se me ofenda- o ser –a secas- un profesional como la copa de un pino?

jueves, 5 de abril de 2012

Encuentra ideas en la dificultad (6º estado del espíritu kaizen)

¡Pues claro! Si no es en las dificultades, ¿donde ibas a encontrar buenas ideas?

Cuando todo funciona como un reloj suizo… ¿qué necesidad hay de buscar ideas que nos ayuden a mejorar?  La situación ideal para hacer fluir ideas y más ideas, desde las más absurdas hasta las más simples y rápidamente aplicables, es la adversidad.

Tiene mucha relación con este post anterior, “un problema es un regalo”.

Es verdad que hay personas que ante la dificultad tienden a paralizarse o a resignarse, y empiezan a trabajar o a vivir en medio de una especie de caos, en la que se pelean continuamente contra los “elementos”.

Si estás así, ¡párate un momento!: reconoce que estás delante de una gran ocasión para mejorar las cosas (desde las que tú haces hasta las que te rodean), y empieza a “tener” ideas. Al principio tendrás que forzarte a tener esas ideas, pero en un rato verás que empiezan a fluir…

En ese momento, tu forma de pensar y ver las cosas estará empezando a cambiar y ya verás cómo te encontrarás en más de una situación en la que tu cabeza empezará a buscar ideas, y que éstas serán cada vez más creativas.

Propónselo a tus alumnos, cada vez que os encontréis con una dificultad. Les puede servir para hacerse “dueños” de su aprendizaje, de su aula, de sus relaciones con otros compañeros… Con un poco de práctica, te pueden sorprender.

Con tus compañeros de claustro, en momentos de aquellos en que los que lo ven todo negro e imposible empiezan a hacerse con el control de una reunión, salta y propón una lluvia de ideas para solucionar el tema.

¡Contagia la inercia de buscar ideas!

lunes, 2 de abril de 2012

Las pruebas de adquisición de ¿competencias básicas?

Vamos a ver, vamos a ver, que creo que no me entero. ¿O no soy yo la que no se entera?

La competencia se podría definir como la capacidad para aplicar lo sabido a situaciones más o menos cotidianas, de forma que nos permita resolver esas nuevas situaciones a partir de la integración de los conocimientos que se poseen (ojo! hay que poseer conocimientos dentro de la cabeza).

Como se ha criticado tanto el aprendizaje memorístico, ahora evaluamos la capacidad de hacer y resolver. Sin embargo… para muestra un botón. Desde la dirección web del Departament d'Ensenyament (clicando aquí)  podemos acceder a modelos de pruebas ya realizados (para 6º de Primaria), y aquí dejo algún ejemplo de lo competencial de estas pruebas:


 Aquí no se está activando ninguna competencia. Para resolver esta prueba se requiere haber practicado el cálculo. Y haber memorizado las tablas de multiplicar.


Aquí tenemos la clásica “resolución de problemas” (si alguien ha leído “El florido pensil” llegará a la misma conclusión: que Mari Pili es tonta).



Huy, sí: en nuestra vida cotidiana nos planteamos secuencias lógicas de este tipo cada dos por tres (seis).




Aquí volvemos a tener la clásica resolución de problemas, como en la 2ª imagen, con la diferencia de que nos animan el enunciado con una foto “real”. El enunciado repite el texto de la publicidad añadida. Además, no estoy segura de que todos los niños de Catalunya cojan aviones frecuentemente (algunos, sí; todos, no).

Hemos puesto una foto que recuerda a un anuncio publicitario, y ya enseñamos por competencias.



Y ahora la geometría: como no hayas estudiado las fórmulas para calcular áreas de polígonos, y las hayas practicado en infinidad de figuras… ya le puedes ir poniendo flores al cuadrilátero para que parezca un jardín… Por  no hablar de la cantidad de veces que un niño de 12 años se preocupa de saber lo que mide el área del patio o del parque donde juega…

En fin. Que o no lo entiendo o me cuesta de creer. Esas pruebas anuales (las diagnósticas + las de evaluación de la adquisición de las competencias básicas, tanto en Primaria como en Secundaria, id sumando) con su presupuesto en cuadernillos de evaluación, en pagos a los correctores… no evalúan competencias. Evalúan los conocimientos de toda la vida, pero con dibujos.